18 de agosto de 2008

El último de los Spaghetti Westerns

La historia nos parece conocida: no más comenzar nos topamos con Keoma –interpretado por Franco Nero-, un misterioso y solitario ex combatiente de la Guerra Civil que rescata a una joven a punto de ser asesinada por una pandilla. La lleva a un pueblo que parece haber conocido bien en su juventud, y al entrar en la taberna (que está llena de prostitutas) encuentra que todos repelen a la joven; sin embargo, pide una habitación para ella, y la consigue cuando demuestra ser un verdadero duro. Poco después descubre que el poblado está manejado por un malvado racista –también un ex combatiente de la Guerra Civil, pero en este caso del bando confederado- quien lidera una banda de matones (también ex combatientes confederados, obvio) que aterroriza a la gente del lugar…

¿Una de las (tantas) remakes de “Django”? No: “Keoma”, uno de las últimas pelis del género (fue filmada en 1976) es muy distinta de la mayoría de los Spaghetti Westerns (SW). Pese a todas las citas arriba mencionadas, hay muchas cosas que la separan de “Django” y los demás clásicos del género:

1. No hay ametralladoras;
2. No hay mexicanos;
3. No hay humor negro;
4. No hay banda sonora allo Spaghetti Western, sino una suerte de cantata medieval (en los intervalos oímos canciones donde se narra lo que está por suceder);
5. (Casi) no hay sangre. En serio! Encontramos tiros y muertos por doquier, pero parece que el ketchup se les acabó pronto, porque sólo lo usan en circunstancias excepcionales;
6. Hay información completa: nos habíamos quedado con las ganas de saber de dónde carajo vienen Django o el man with no name de Eastwood, pero descubrimos todo sobre la infancia de Keoma;
7. Los malos no son tan malos: a pesar de todos sus defectos, los tres hermanastros de Keoma muestran un sincero afecto por su padre;

Al igual que “Compañeros!” (1970), “Keoma” plantea un balance de la historia del SW, pero desde una perspectiva diferente. En el primer caso, el objetivo se consigue mediante la parodia de los principales componentes del género: la absoluta falta de escrúpulos de personajes como el Pingüino y el general Mongo, la cada vez más enmarañada historia de ambiciones y venganzas, el humor negro, las matanzas exageradas, etc.

En “Keoma”, en cambio, predominan el simbolismo y la reflexión, sobre todo respecto de aquellos temas que el género del SW tendió a ignorar. Al comienzo de la película vemos un encuentro de Keoma con una vieja que simboliza la muerte, quien le recuerda que una vez le salvó la vida, cuando los blancos arrasaron el campamento y mataron a todos los indios, salvo a él. Mediante este flashback –y otros posteriores- vamos descubriendo la infancia de Keoma (un Nero con barba y pelo muy largos, irreconocible a no ser por los ojos y la rapidez de manos), la relación con sus hermanastros, etc. Pero al llegar al pueblo descubrimos que los tiempos cambiaron, y todos están en manos del malvado Caldwell, quien aprovecha la presencia de la peste para aislar al lugar y obligar a los enfermos a vender sus tierras. Asqueado por la cobardía que percibe en todos, Keoma, como un nuevo Cristo (sí, la peli está llena de referencias por el estilo), sale a hacerle frente a la situación. Y ahí llegan las peleas a puño desnudo, los tiroteos, las persecuciones, las muertes… en suma, todos los condimentos habituales del género. Así hasta el final, que incluye algunos elementos sorprendentes, ya que la peli termina con una escena y una frase extrañamente simbólicas. Seguramente Nash va a querer interpretarlas como pruebas de que Nero o el director Enzo G. Castellari eran randianos, pero es más adecuado considerar que el parto anuncia, a la vez que la muerte de un género, el nacimiento de otro, que se encuentra con la total libertad de desarrollarse*.

En suma, una película entretenida, como todas las del género, pero que además incluye varios elementos novedosos que la hacen diferente.

Maq

* Cuando vuelve a ver a sus hermanos, ya grandes, Keoma les dice que no ha cambiado nada, que siguen siendo los mismos de siempre. ¿Está queriendo decir que el SW ya era un género agotado?

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