Soñando despierto

Hablando de estrenos con un amigo, se me ocurrió preguntarle que tal estaba Soñando despierto, y respondió lo siguiente:
"si tenés la sensibilidad de una persona de 9 años es una película hermosa"
A través de los ojos de un Gael García Bernal trilingüe (que se quede con el español, porque hablando francés da un poco de pena) entramos a un mundo de sueños, de fantasías y de una inocencia que solo puede pertenecer a un niño.
La forma en la que se acerca a una mujer, la forma en la que se enamora de otra, la manera en la que trabaja, y la manera de relacionarse con el mundo, son típicas de la niñez, y esto es lo que hace de Soñando despierto una película hermosa.
Pensando en lo que subió Nash acerca del límite entre los sueños y la realidad, y en las tres excelentes películas que nombró (a pesar de que no le gusten los finales, ejem, ejem), recordé lo que había disfrutado ver La science des rêves y haberme dado cuenta que sí, que tengo la sensibilidad de un niño de 9 años, y que eso no tiene absolutamente nada de malo.

Stephane, un chico mexicano extremadamente tímido,
es convencido por su madre para volver a Francia, el lugar donde creció y que
abandonó luego de que sus padres se separaran. Allí conocerá a Stephanie, la
vecina de enfrente, a quien finge no ser su vecino. La película alterna el drama de una vida sin
aliciente, con las comedia de los sueños que sufre el protagonista. Llena de
escenas que mezclan texturas plásticas y cierto realismo mágico.

Título original: La science des rêves
Director: Michel Gondry
Año: 2007